domingo, 18 de marzo de 2012

Antología poética de Luis Cernuda




Conclusión personal del comentario y sobre su poesía

Este comentario me ha permitido aprender muchas cosas sobre la obra de Cernuda, las características de la Generación del 27, como unos escritores influencian a otros... y sobre todo me ha permitido conocer la poesía de Cernuda, apreciarla y analizarla.
Con este comentario he observado que la poesía de Cernuda está llena de sentimientos de tristeza y soledad que siente el poeta, el cual sabe plasmar perfectamente estos sentimientos en sus obras.

sábado, 17 de marzo de 2012

Línea del tiempo de la Generación del 27

Influencia de la poesía de Cernuda en la poesía española posterior


La obra de Luis Cernuda se ha convertido en un referente obligado para un buen número de poetas españoles posteriores a 1939 que asimilan su particular poética, aprovechan los géneros líricos por él cultivados (monólogo dramático, poesía de la experiencia, poema meditativo), emplean intertextualmente sus versos o se acercan a él en el tratamiento de ciertos temas. A veces es posible también observar su influencia en determinados rasgos de estilo. Uno de ellos es el singular empleo cernudiano de la segunda persona. La incesante búsqueda cernudiana de técnicas poemáticas con las que evitarla, para él deprimente exhibición sentimental y alcanzar de esta manera un distanciamiento y una objetividad de resultados estéticos superiores, le llevó a experimentar con procedimientos como el monólogo dramático de personaje histórico o como ese recurso característico del autor sevillano que es el empleo de la segunda persona para confesar sentimientos propios o de su personaje literario. Este uso persistente del como sustituto de la primera persona es una técnica de desdoblamiento que proviene del sentimiento de absoluta soledad del poeta. Esta soledad empuja a Cernuda a un diálogo consigo mismo que rompe ese enajenamiento que experimentó a lo largo de su vida, esa sensación de ser otro, un otro cercano al que dirigiste en segunda persona.
Motivación estética y motivación personal se aúnan por lo tanto en un recurso retórico empleado desde siempre y que en el siglo XX encuentra en Machado su primer representante.
La técnica de utilizar la segunda persona en la poesía va a pasar gradualmente a la poesía española de posguerra por medio de su influencia, y será curiosamente en los autores del 70 (si excluimos la figura de Francisco Brines), los coetáneos y marginados del grupo central, donde va a obtener sus mejores y más fieles aportaciones. Hasta la generación del 50, el uso de la segunda persona en sentido cernudiano es algo poco abundante. Y así sólo esporádicamente aparece en los poetas del grupo Cántico. García Baena se dirige en “El retorno” a un tú llamado Pródigo y que sería posible vincular con el autor.
En los poetas del 50, salvo en Brines, tampoco es muy frecuente esta técnica y sólo aparece aquí y allá y no necesariamente vinculada a Cernuda.
Caballero Bonald, por ejemplo, la utiliza en “Lo que deja el olvido” o en “A contratiempo”.
En El rey mendigo, libro tardío pero cernudiano de José Agustín Goytisolo, aparece alguna que otra vez la segunda persona, aunque sin la carga emotiva y sin su íntima necesidad de comunicación que rompa la soledad. Poemas como “Sin colmar tu tiempo” o “Preludio de una huelga general fracasada” son ejemplos en ese sentido.
En el caso de Defarges, que, quizás por intermedio de Brines o quizás por influencia directa de Cernuda, escribe poemas en segunda persona que retoman la línea meditativa, la capacidad de evocación, el deseo de distanciamiento, para evitar el fácil sentimentalismo, o el análisis psicológico de una persona solitaria, propio de tantos poemas de La realidad y el deseo.
Con todo, el poeta del 50 que recibe con mayor impacto esta técnica de Cernuda es, sin duda, Francisco Brines, que empieza a utilizarla desde Las brasas.
La sección “Otras mismas vidas”, está ocupada por una serie de poemas en segunda persona. Esta técnica sirve aquí fundamentalmente para evitar el patetismo en la evocación del pasado, aunque no se rechazan, como en Cernuda, sus posibilidades meditativas.
Pero es a partir de Palabras a la oscuridad, sobre todo, cuando Brines comienza a sacarle todo su partido al empleo del tú enmascarador.
Entre los miembros más conocidos de los poetas del 70 es Luis Antonio de Villena el que más se ha destacado en el cultivo y seguimiento de esta técnica típicamente cernudiana, sobre todo a partir de Hymnica. Sin embargo, es utilizada casi siempre, a diferencia del autor sevillano, como un más adecuado proyector de experiencias amorosas, para demorarse en la contemplación de la belleza y, también para contribuir a la creación de un personaje de la estirpe dandi, como en “Un arte de vida”.
Más fieles al sentido del tú cernudiano se muestran otros poetas coetáneos, marginados en un primer momento de la escena literaria, como Juan Luis Panero, Fernando Ortiz o Sánchez Rosillo.
Juan Luis Panero es, posiblemente, el que mejor ha asimilado la técnica cernudiana de la segunda persona, que emplea con abundancia y con sentidos variados y que es una constante de todos sus libros, sin bien la abunda especialmente en sus primeras obras.
También abunda en Panero el uso de la segunda persona como testimonio de soledad y extrañamiento, como adecuado artificio de auto análisis psicológico, valores todos aprendidos en Cernuda.
“Buenas noches”, de A través del tiempo, da testimonio así del dolor por la tristeza y el abandono, y en “Meditación idiota a la hora de acostarse solo” se aproxima Panero al soliloquio cernudiano, con su poner de manifiesto las contradicciones íntimas, con su juego de preguntas y respuestas y con la necesidad de inquerir el misterio de la vida y del destino personal de soledad.
También Fernando Ortiz ha sabido aprovechar el magisterio de Cernuda en el uso de la segunda persona. Pero en su caso, aunque no se desdeñe su empleo como medio de evocación o el rasgo meditativo, en general su aparición va envuelta con matices descriptivos y, fundamentalmente, es un vehículo de autorrefleción y exploración psicológica para mostrar la soledad y el extrañamiento.
Sánchez Rosillo se sirve muy frecuentemente en sus libros de esta técnica (aprendida en Cernuda y en otros poetas posteriores), sobre todo a partir de Páginas de un diario.
En este autor la segunda persona rara vez tiene ese acento imperativo que impregna la poesía de Cernuda y toma el valor o bien de evocación de momentos pasados, objetivando la emoción personal con el tú, o bien de preciso acompañante de una meditación que tiende a generalizarse.
Como en Cernuda, el tú remarca más si cabe la soledad de una persona que necesita hablarse a sí misma: “Modus vivendi” la presenta como consecuencia del rechazo hacia el medio social en que se desenvuelve el personaje poemático, pero en general es producto de su propia forma de ser.
Sánchez Rosillo introduce una variante poco utilizada en la segunda persona al modo de Cernuda y que consiste en emplearla como instrumento de meditación metapoética. El tú se convierte así o bien en una forma de aludir a la construcción del poema, a la espera de la inspiración o bien en un instrumento de confrontación entre dos formas de entender la poesía por el protagonista, o bien en un afrontar su destino de poeta.
Como queda mostrado, el artificio cernudiano, nacido de una necesidad personal y estética, ha atraído la atención de variados poetas posteriores a 1939, que de una manera gradual lo van incorporando a su propia obra. Y si el recurso es casi anecdótico hasta Brines, con ciertos poetas del 70, como los mencionados, se convierte en un poderoso elemento integrador, como ya lo fue en Cernuda que, a veces, con cierto peligro artístico se acerca a la consideración de manierismo.

Función del poeta en la sociedad y función de la poesía


En Historial de un libro podemos observar el paso de su infancia, su amistad con algunos miembros de su generación, sus primeros viajes por el extranjero, como fue su vida durante la Guerra Civil y su exilio permanente. Cernuda, aunque intenta no mostrar datos concretos sobre su intimidad, si que muestra al lector algunas de sus características así como una descripción de la que él cree que ha sido la progresión de su personalidad a lo largo de su vida. Esta progresión va ligada a su percepción de lo que debe ser la poesía y por tanto, los poemarios que va publicando.

En su segundo libro lo que Cernuda expresa es que ya en su juventud intuía cual sería su cometido como poeta, aunque no sabía como llevarlo a cabo. Ese cometido es plasmar en la escritura lo que ama, para dejar que otros lo amen también.
La belleza lo sorprende, lo aturde, y él necesita expresarse para liberarse y que otros puedan apreciar esta belleza que tanto le asombra a él. Pero esa labor requiere un entrenamiento paulatino y sutil, difícil de llevar a cabo: el avance progresivo en su técnica literaria y en su propio concepto de poesía.
El poeta elude con Historial de un libro toda elevación academicista de su literatura y se ofrece al lector a través de sus libros, íntegro en poesía y persona.
La función social de Cernuda va más allá del hábito de escribir y hacerlo con el conocimiento de técnicas y recursos literarios, sintácticos y gramaticales; su función se relaciona con la capacidad que él tiene para observar y analizar su entorno, con el objetivo de sintetizar su análisis en la expresión poética, cuyo resultado es el poema.
Por su función social, el poeta se parece al filósofo, aunque se expresa de forma diferente. El filósofo es teórico y se abre en su expresión, mientras que el poética es práctico y sintético, reduce su expresión en imágenes con las que sensibiliza a su lector o auditorio y a la vez enseña a percibir y a aprender la sabiduría. A pesar de esto, ambos poseen las bases, las herramientas, el carácter y el oficio para obtener conocimientos, procesarlos y compartirlos con quien sabe aproximarse.
Los poetas son sabios creadores de mundos que, si bien imaginarios, parten del análisis y síntesis de la realidad diaria en la que cada lector es sorprendido, en su ingenuidad, con la refulgante y certera voz de los poetas, quienes esgrimen sus palabras como espadas desenvainadas dese la capacidad de invención para liberar emociones, las de los autores, que por empatía terminan por hacer suyas los espectadores.



Generación del 27 y sus integrantes


Generación del 27
En el año 1927 se celebró un acto para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora. Acudieron a este acto escritores como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Jorge Guillén y Gerardo Diego. Más tarde se unirá a este grupo Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados y se formará el grupo conocido como “Generación del 27”. Estos escritores además tenían una serie de características comunes: semejante formación intelectual, todos aparecían en revistas literarias de la época, están influenciados por los mismos autores, tanto extranjeros como españoles. 
Además de todo esto hay que destacar la gran variedad de cada uno en su trayectoria literaria personal. Con todo, sino un estilo común si puede apreciarse una coincidencia de gustos y afirmaciones estéticas, como por ejemplo el deseo de realizar una innovación de formas anteriores, su respeto por la tradición, no contradice su labor en la renovación de la lírica española.



Relaciones entre Cernuda y los componentes de la Generación del 27

Jorge Guillén: El primer libro lírico de Cernuda publicado en 1927, Perfil del aire, es atacado por Juan Ramón Jiménez, quien considera a este libro demasiado influido por Jorge Guillén.
Pedro Salinas: Fue profesor de Cernuda en la universidad y lo ayudó con alguna de sus publicaciones.
Rafael Alberti: Cernuda colabora en la revista Octubre, de Rafael Alberti y aparece en alguno de sus poemas.
Federico García Lorca: En 1930 asiste a diversas tertulias en compañía de Federico García Lorca y Vicente Aleixandre. Lorca le presenta a Serafín Fernández Ferro, quien es un amor no correspondido y el cuál le inspira dos obras. Cuando asesinan a su amigo Federico, escribe una elegía A un poeta muerto. Cernuda es autor de la obra crítica Estudios sobre poesía española contemporánea (1927) o Poesía y literatura, I y II, (1960 y 1964) que ha permitido revisar tópicos y estimaciones. En ella, Cernuda expresa su admiración Lorca. Además, Cernuda aparece en alguno de los poemas de este.
Gerardo Diego:Lo incluye en su Antología (1932).
Vicente Aleixandre: Lo conoce cuando viaja a Madrid en 1928 y en 1930 asiste a tertulias con él y con Lorca.
Manuel Altolaguirre: En 1926 colabora en Litoral, revista Malagueña de Manuel Altolaguirre y su esposa, a los que siempre les unirá una gran amistad, incluso en el exilio mexicano.

Cernuda es autor de la obra crítica Estudios sobre poesía española contemporánea (1927) o Poesía y literatura, I y II, (1960 y 1964) que ha permitido revisar tópicos y estimaciones. En ella, Cernuda reivindica a Campoamor, expresa su admiración por su amigo Federico García Lorca y enjuicia con severidad la obra de Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas y Jorge Guillén..


Influencias de poetas anteriores y contemporáneos en su labor poética

Los poetas que más influyeron en Cernuda y su poesía fueron los siguientes:
  • Bécquer y los poetas que inician el Simbolismo (Paul, Verlaine, Baudelaire, Mallarmé, Paul Verlaine, Friedrich Hölderlin) Le aportan el concepto de poeta como un ser sobrenatural que tiene la capacidad de percibir lo que otros no pueden. 
  • Garcilaso: Influyó tanto por su métrica ( se aprecia en el libro Égloga. Elegía. Oda) como por sus temas (el amor, la visión idealizada de la naturaleza y la presencia de la mitología clásica).
  • Algunos poetas platónicos como T.S., Fray Luis de León, Eliot), le aportan la visión de la naturaleza como un mundo de orden y paz, frente al caos humano.
  • En Historial de un libro señala asimismo el influjo que ejercieron sobre él la poesía de los poetas metafísicos ingleses, la de Hölderlin y la de Constantino Kavafis.
    Junto a todas estas presencias de la tradición cultural europea, Cernuda también tiene en cuenta la obra de sus contemporáneos:
  • Los poetas del 27, que lo influencian con el Surrealismo.
  • Juan Ramón Jiménez influye en él por la visión subjetiva de la realidad y por la idea de que la verdadera literatura es aquella que se dirige a la esencia de las cosas, eliminando la superficialidad.